24 enero 2012

Hoy, como lo será mañana y siempre.

Hoy me incluyo entre las almas anhelantes,
hoy seré una mártir extasiada de tormento,
y el tiempo macabro provocará jaquecas
y el sueño no es consuelo ni disputa.

La palabra coja y frágil, desnuda; y el abismo.

No se forman, hoy, discursos,
ni profetas ni mentores,
ni siquiera ansias, vaticinios.
No siento el leve viento, ni la fría escarcha,
ni tu azorada presencia en mi cama.

El retorno al Origen es posible hoy.

Tu verbo primigenio arranca pedazos de mí,
la sangre se desliza suavemente entre mis muslos.
Hoy, quebrada, ciega y somnolienta,
alientos tibios empujan el más pútrido de los sinos,
Y el universo, hoy, es más triste que ayer.

Es inútil tratar de huir, inútil hoy,
como lo será mañana y siempre,
y las veces necesarias
para rasgar mi esencia.
Hoy no deseo sobras, ni basura, ni estafa,
ni este quejado hueco, vacío y doloroso.

La materia cobra forma, el cuerpo tendido tiembla,
hoy comprendo mejor el sentido del tacto.
El corazón se apaga y, con cada sílaba, pide perdón,
Y los fútiles versos acongojan este alma rota.
Una única respuesta: el gozoso desengaño.

Hoy me abres y me escupes, hoy me azotas y me dueles,
hoy estás a seiscientos cuarenta y nueve kilómetros de mí.