30 enero 2011

    Hay vidas largas. Hay vidas flexibles, elásticas. Vidas planas, vidas rosas, vidas negras. Hay vidas más cortas. Vidas rotas, rasgadas, heridas. Vidas rígidas. Hay vidas llenas de deseos, vidas llenas de ambiciones, vidas grandes, vidas tristes, vidas apagadas. Hay vidas desgraciadas y vidas afortunadas. Las hay nuevas, recién hechas, y también las hay en venta en tiendas de antigüedades. Hay vidas pequeñas, vidas olvidadas en álbumes de fotos. Vidas perdidas en el fondo de un baúl. Existen vidas llenas de altibajos, vidas que no buscan la estabilidad. Las hay que despegan y echan a volar, otras se quedan en tierra y algunas más excavan un agujero dónde yacen enterradas. Hay vidas que sólo son vidas en una mente, vidas imaginarias. A veces hay demasiadas. Hay vidas formadas de “y si…” y vidas compuestas de decisiones. Hay vidas arrepentidas. Vidas erróneas, vidas que nunca debieron ser. Las hay alegres como los colores del arco iris. Y aplastadas, frustradas, vidas impotentes. Vidas que quieren ser otras vidas.
    De hecho, todo el universo está formado de vida. Sólo hay vidas donde quiera que mires. Vidas que se cruzan, se unen momentáneamente para después volverse a separar. Por inercia. A las vidas les gusta la compañía de otras vidas, pero suele ser compleja. Se enredan como hilos. Y todo lo que tienen en común, es que todas las vidas son finitas.


07 enero 2011

Nada es lo que parece.

Esperar siempre lo inesperado y aguantar lo inaguantable. Encontrar lo perdido mientras pierdes lo buscado. Quedarte en blanco cuando se veía todo negro. Soñar con lo invisible e ignorar lo fiable. Saber lo inútil y desconocer la clave principal. Prometer lo más difícil de cumplir pero sólo conseguir lo sencillamente sencillo. Escalar con esfuerzo lo llano para bajar corriendo aquella cuesta. Hacer siempre lo restringido a la vez que se ignora lo permitido. Hablar con indirectas para conseguir lo más directo. Comenzar un final mientras se termina otro principio. Sonreír por lo más triste después de llorar por lo menos desesperado. Subir el volumen cuando todo parece callado.
Cerrar los ojos para comenzar a ver, y terminar por abrirlos para darse cuenta. De que nada es como parece.

06 enero 2011

El rock . Esa música única que me hace sentir tan bien... cuando la escucho muchas veces juego a seguir a un instrumento durante toda la canción, con los ojos cerrados... dejando que la música me lleve. Siento que los latidos de mi corazón van tomando el ritmo de la batería... el bajo lleva una melodía dulce y suave, como si me susurrara una canción al oído; las voces son las que me transportan a lugares maravillosos y me cuentan historias, ellas me pueden hacer reír y llorar en una misma canción. La guitarra, es la vida de la canción, ella transmite los sentimientos y me hace vibrar con esos rasgueos infinitos y en ocasiones, guitarra y voz se unen como una sola, creando algo maravilloso...
Así siento yo la música.

05 enero 2011

She doesn´t want to grow up.

En ocasiones, conocemos a alguien, que por muy extraño que parezca, no quiere crecer. No quiere pensar en un futuro, no se deja llevar por el pasado y siente lo mismo que siente un niño de siete años.
Perdona y olvida fácilmente, el rencor no existe, el odio tampoco.
Todo es bonito, y se conforma con poco.
Es encantador, ¿verdad? no tener tiempo para pensar en las consecuencias. No tener que fingir. Que te falte tiempo para reír, soñar, jugar, ilusionarte con nada. Que cuando hables de dolor, no sea porque te hayan partido el corazón. Que lo imposible no exista, que tengas tu mundo, en el que solo tú eliges quien está en lista. Tener tiempo para aburrirte, y hacer lo que siempre has querido. Que esté prohibido mentir. Prohibido no reír,y que nada, absolutamente nada, sea imprescindible.

02 enero 2011

La vida es como un mechero.

Al principio saltan chispas, de las que no se puede esperar un resultado fijo. ¿Se encenderá, se apagará?. No se sabe, el tiempo dará la respuesta. Una vez que se enciende empiezas a soñar, lo ves todo al revés, confundes la realidad de tal manera, que cuando de repente se apaga, te derrumbas. Y es que en la vida no se pueden esperar momentos buenos, ni malos. La vida cambia. Un día te despiertas tocando las nubes y te acuestas tirada en el suelo con mil heridas que no tienen cura, un millón preguntas que no tendrán respuestas y un billón de respuestas de las que nunca te has planteado la pregunta. Sólo espera, ten paciencia. Porque el tiempo te dará la respuesta. Porque el tiempo va cambiando, pero la gente también. Porque aún queda un camino en la vida que debes escoger.

31.12.2010-21:27

Aquí estoy un año más, una chica que en 365 días ya no es la misma que hace ese tiempo atrás; estoy tragandome las horas, una trás otra, esperando a que den las doce campanadas, tal y como hice 365 días atrás, otras personas quieren dejar de tragarse horas y poder tragarse unas malditas uvas, esperando que su nuevo año sea mejor que el que han pasado y prometiéndose cosas que jamás cumplirán.
    Yo en cambio prefiero pensar en las cosas que he pasado a lo largo del 2010, y me dejaré sorprender con lo que me quiera regalar el 2011.
    Este año que termina dentro de unas horas ha logrado que aprenda muchísimas más cosas que en años anteriores, tanto buenas como malas, así son las experiencias, y queriendo o no voy a tener que pasar por ellas, no quiero tener a alguien que siempre decida por mí, aunque me gustaría, así no tendría que hecharme las culpas a mí misma y torturarme con ello, pero eso sería arrepentimiento, y me juré que jamás me arrepentiría de algo. Sí, también aprendí eso.
    Desde el dolor comprendí mucho más lo que significa “vivir”, aprendí a darle el valor que le corresponde a muchas cosas, y otras que no tienen ni merecen valor absoluto. Pero especialmente aprendí que los sentimientos son la base de todo, tanto te pueden hacer la persona más feliz del mundo como la más desgraciada.
Aprendí a valorar más cada gesto, cada preocupación, cada intento de ayuda, el poder de un abrazo, o lo mucho que puede significar el estar ahí de algunas personas que, me duele decirlo, pero las puedo contar con los dedos de mi mano…
    Este año que se va me deja cicatrices, profundas todas ellas, cada una única como el sentimiento que provocan por dentro...
    En los últimos 365 días estuve en dos extremos: conocí la felicidad, la felicidad más profunda y espectacular que jamás soñé siquiera con tener, y conocí el dolor más profundo, al que jamás me enfrenté anteriormente...
   Descubrí un “yo” que estaba oculto, me descubrí en muchos aspectos y aprendí a no avergonzarme de ser yo misma.      Aprendí a quererme y a apreciarme más...
    Este fué un año plagado de risas y lágrimas casi por igual… un año plagado de enseñanzas que espero ser digna de comprender algún día... cuando espero que no sea demasiado tarde.
    Pero lo que más aprecio de éste año, igual que cada año que miro atrás, es que me alegro de ser yo, me siento libre, con la conciencia tranquila, me puedo mirar al espejo, mirarme a los ojos, sonreir y saber que he sido honesta conmigo misma, y mientras pueda hacer eso sin sentimientos de culpa, apreciaré cada año que pase.