12 febrero 2011

Abres los ojos.

 Duele. Algo que se quiebra en la superficie del alma. La frustración que invade el cuerpo, de manera tan prodigiosa que incluso sientes un ligero cosquilleo en la punta de los dedos de los pies. Quieres incorporarte, levantarte y romper con todo. Alzar una mano al aire, escupir, pegar, patalear, gritar, saltar, llorar… sangrar. Sencillamente sentir. Sorprender. Innovar. Olvidar las reglas. Borrar los límites.
    Demonios, has olvidado algo importante. La esencia de tu universo. La perdiste en algún momento de tu camino y no has sabido recuperarla. Es duro descubrir que has conseguido prescindir de algo tan… imprescindible. 

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