30 enero 2011

    Hay vidas largas. Hay vidas flexibles, elásticas. Vidas planas, vidas rosas, vidas negras. Hay vidas más cortas. Vidas rotas, rasgadas, heridas. Vidas rígidas. Hay vidas llenas de deseos, vidas llenas de ambiciones, vidas grandes, vidas tristes, vidas apagadas. Hay vidas desgraciadas y vidas afortunadas. Las hay nuevas, recién hechas, y también las hay en venta en tiendas de antigüedades. Hay vidas pequeñas, vidas olvidadas en álbumes de fotos. Vidas perdidas en el fondo de un baúl. Existen vidas llenas de altibajos, vidas que no buscan la estabilidad. Las hay que despegan y echan a volar, otras se quedan en tierra y algunas más excavan un agujero dónde yacen enterradas. Hay vidas que sólo son vidas en una mente, vidas imaginarias. A veces hay demasiadas. Hay vidas formadas de “y si…” y vidas compuestas de decisiones. Hay vidas arrepentidas. Vidas erróneas, vidas que nunca debieron ser. Las hay alegres como los colores del arco iris. Y aplastadas, frustradas, vidas impotentes. Vidas que quieren ser otras vidas.
    De hecho, todo el universo está formado de vida. Sólo hay vidas donde quiera que mires. Vidas que se cruzan, se unen momentáneamente para después volverse a separar. Por inercia. A las vidas les gusta la compañía de otras vidas, pero suele ser compleja. Se enredan como hilos. Y todo lo que tienen en común, es que todas las vidas son finitas.


1 comentario:

  1. Me intrigó una nueva seguidora en un blog yermo, busqué tu espacio, aquí estoy
    y me gustó.

    Saludos.
    De Der ecke
    tasladada al Edén.

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